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Sin embargo, una iniciativa recientemente lanzada por la ONU podría cambiar esta situación, gracias a un grupo de indonesios conocidos como «patriotas energéticos». El objetivo de esta agrupación es impulsar el uso de recursos energéticos limpios para mejorar el acceso a la sanidad, la educación y el desarrollo económico en las aldeas rurales. 

Uno de los 23 “patriotas” que trabajarán estrechamente con los habitantes de las aldeas en el marco del proyecto de energía limpia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo es una ecologista de 29 años llamada Ristifah. La iniciativa pretende instalar paneles solares en algunas de las islas más remotas de Indonesia durante cinco años.

Ristifah, que creció en una aldea rural, experimentó de primera mano la limitación del suministro eléctrico: «sólo teníamos tres horas de electricidad al día».

Las limitaciones que sufrían tanto él como sus compañeros para cargar sus teléfonos móviles y acceder a Internet, les hacían sentir aislados del resto de Indonesia.

Ahora, Ristifah y sus compañeros pasarán un año viviendo en los pueblos que les han sido asignados y prepararán la infraestructura para la generación de energía solar.

Su trabajo consistirá en ayudar a la comunidad a determinar las tarifas de la electricidad, a servir de enlace con los contratistas, a reclutar operadores y técnicos, y ayudar a los proveedores locales de servicios de energía renovable a gestionar las nuevas centrales eléctricas.

Urge contar con energía limpia

Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo y necesita urgentemente disponer de energética limpia: el vertiginoso ritmo de desarrollo económico que ha sufrido durante la última década ha sacado a millones de personas de la pobreza, pero a su vez ha aumentado espectacularmente la demanda de electricidad.

Aunque el gobierno se ha comprometido a eliminar todas las centrales eléctricas de carbón en 2055, unos 30 millones de personas todavía no disponen de un acceso adecuado a la electricidad en un país que cuenta con 267 millones de habitantes.

Ristafah y sus compañeros supervisarán la instalación de plantas de energía solar de 1,2 megavatios que abastecerán de electricidad a unas 20.000 personas que viven en aldeas remotas. Aunque esta cantidad representa una mínima parte de las necesidades totales de Indonesia, el programa sirve como proyecto de desarrollo rural que va más allá del apoyo socioeconómico básico.

El Sueño de Ristafah es que todas las casas de la comunidad tengan luz

Indonesia es el mayor archipiélago del mundo con 17.000 islas repartidas en tres husos horarios diferentes, muchas de ellas fuera del alcance de la red eléctrica nacional.

Ristifah trabajará en el pueblo pesquero de Muna, en la provincia de Sulawesi, al sureste del país. Como la mayoría de las aldeas insulares, Muna depende en gran medida de los generadores de combustible para conseguir su electricidad.

Estos transformadores no suelen cubrir las necesidades de las comunidades. Además, los humos tóxicos que emiten pueden dañar el medio ambiente y causar problemas de salud, como enfermedades respiratorias y cáncer.

De contar con un suministro de electricidad rural más regular se podrían abrir nuevas oportunidades para conseguir un mayor desarrollo económico y ayudar a los habitantes de las aldeas remotas como Muna a llevar una vida más saludable.

Ristifah carga con la gran responsabilidad de garantizar el éxito del proyecto, pero está dispuesta a asumirla: se trasladará a 1500 km de su hogar en Java, la isla más poblada de Indonesia, donde ocupará su cargo de gestora de energía en Muna. La oportunidad de marcar la diferencia en la vida de sus compatriotas hace que ese sacrificio merezca la pena, afirma.

«Espero servir como ejemplo para que más niñas consigan una educación superior», dijo. «Sueño con el día en que todas las casas resplandezcan con la iluminación instalada en la comunidad y que los niños puedan tener un futuro mejor».

En cambio, para la Coordinadora Residente de la ONU en Indonesia, Valerie Julliand, esas luces centelleantes servirán para reducir las desigualdades entre los indonesios de todo el país.

«La diferencia en el nivel de desarrollo entre las zonas urbanas y las rurales a menudo ha sido muy grande, en gran parte debido a las diferencias de acceso a la energía», afirma Julliand.

La Coordinadora Residente destacó que el trabajo que llevan a cabo los «patriotas energéticos» servirá para garantizar «que las comunidades puedan participar en el desarrollo de importantes proyectos de infraestructuras que afectan a sus vidas», y que «pueden contribuir en gran medida a solucionar la desigualdad entre las zonas urbanas y rurales».

Promover el uso de fuentes de energía sostenibles es un componente clave de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El Objetivo 7, que busca garantizar el acceso a una energía asequible, segura y sostenible, pretende acelerar el acceso a la electricidad en los países más pobres, mejorando al mismo tiempo su eficiencia energética y las fuentes de energía renovables.

Verania Andria, asesora principal del Programa Estratégico de Energía Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Indonesia, afirmó que el proyecto refuerza la «importancia de nuestro principio de no dejar a nadie atrás a medida que Indonesia avanza a pasos agigantados hacia el desarrollo económico».

Andria añadió que el trabajo de los «patriotas nos demuestra que se pueden iniciar proyectos de desarrollo energético rural inclusivos y sostenibles que podrían replicarse en comunidades rurales de todo el mundo.»

ACCESO a la energía

El Proyecto Acelerar la Energía Limpia para Reducir la Desigualdad (ACCESS) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se implementará durante cuatro años y cuenta con el apoyo financiero de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea. La iniciativa ha apoyado a 23 jóvenes a incorporarse al programa de energía limpia del Ministerio de Energía y Recursos Minerales de Indonesia.

FUENTE:https://news.un.org/es/story/2021/09/1497462